La madre acude a la consulta con una niña de tres años, y al preguntarle por el motivo de la consulta, empieza a decirme que su conviviente ha violado a su hijita, a su propia hija.
La niña corre por todo el consultorio esparciendo arroz coloreado que lleva en un cucurucho, la madre la llama para limpiarle la cara. Se acerca un rato y la niña vuelve a correr.
Le pregunto si es que ha acudido a Medicina Legal, y la madre dice que ha ido un montón de veces, pero que no le han encontrado nada a mi hija, los médicos dicen que está sanita, pero yo creo que mi marido le ha hecho cosas a mi hija. Es que él es un mañoso, desde hace como cinco meses que está saliendo con la vecina y ya no nos quiere dar para el diario. Y yo estoy segura de que él le ha hecho daño a mi hija, porque ella se estaba quejando que le dolía su partecita, y yo le revisé y estaba rojo, parecía como una quemadura. Ese mismo día mi marido se había metido a la casa de la vecina, y cuando yo le reclamé, ni caso me hizo y hasta me quiso pegar. Mi hijita ya sabe todo lo que le ha hecho su papá, y queremos que vaya a la cárcel por todas las cosas que ha hecho. Usted pregúntele doctor todo lo que le ha hecho su papá. La niña se para en medio del consultorio y dice “papá malo”. ¿Dónde te tocaba hijita? ¿Cómo te hacía? Cuéntale al doctor…
La profesora me mandó a llamar la vez pasada porque había encontrado a mi hijta llorando en el Nido, y ellas asustadas me dijeron que mi hija les decía que su propio padre la había tocado sus partes. Me dijeron que ponga la denuncia en la comisaría, pero yo les dije que ya la había puesto un día antes, y que seguramente que era por eso que mi hija se estaba acordando, porque todo el día nos tuvieron de acá para allá, que a la comisaría, que a Medicina Legal, y todo el mundo le quería preguntar a mi hija.
Entonces la niña se acerca al escritorio y le muestro unos colores, y alegre se sienta a dibujar, le doy varias hojas y le pregunto a la madre que dónde estaba el padre que no había venido a la consulta, “lo dejaron libre doctor, seguramente que les ha pagado a la policía y a los médicos para que no salga nada en los exámenes.
Le digo que anatómicamente es imposible que el padre la haya violado, porque a esa edad la niña habría sufrido desgarros y hubiera necesitado atención médica de emergencia y seguramente tendrían que haberla operado por las lesiones que deja la violación a tan tierna edad.
La madre me mira un poco seria, y me dice, seguramente que usted tampoco me va a creer. Los policías no me creen, el fiscal tampoco me cree, nadie me cree. Y el señor, bien gracias, dándose la buena vida con la nueva amante, como es más joven que yo, seguramente se le ha calentado la cabeza, pero duro estará gastando su plata, porque para estar con una joven así tiene que adularla bastante. La gente dice que mi marido le está pagando la Universidad. ¿No es cierto mi hija que tu papá es malo? Papá malo, repite la niña, mientras sigue pintando en los papeles. Me mira me sonríe y me pregunta si tengo color amarillo, porque quiero dibujar un sol.
Ese día en que me enteré que mi marido estaba con esa vecina, yo me fui a la casa de mi mamá y juré por Dios que nunca le dejaría ver a mi hija, porque yo ya estaba sospechando de que algo malo le podía hacer.
¿Y no le va a preguntar cómo le hacía su papá doctor? Me pregunta imperativamente la madre. Entonces la tranquilizo y le digo que no se preocupe. Que para evaluar a un niño requerimos de varias sesiones, que preferimos realizar la evaluación con la técnica del juego, con el dibujo, con el diálogo imaginario. Que a los niños de esa edad no se le podía evaluar como se evalúa a un adulto, a quien se le pregunta en forma directa.
Después de tres sesiones, no encontré ningún indicador de abuso sexual, pero sí presentaba algunos síntomas de ansiedad: se orinaba en la cama, se mordía las uñas, y se despertaba llorando llamando al papá.
El diagnóstico en este caso es un Síndrome de Alienación Parental, donde por problemas entre la pareja, alguno de los padres, incita y premia las conductas de rechazo hacia el otro progenitor. Tienen la idea equivocada que los hijos les pertenecen, que pueden hacer con ellos lo que quieren.
Y el tratamiento, por supuesto que es está dirigido principalmente hacia los padres.
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